top of page

 

“Golpeé puertas hasta mendigar”
Cafayate fue convirtiéndose en una ciudad a la vista beneficiada dentro de Salta, ya que se la ha hermoseado en relación a otras localidades. La otra cara de su contexto tiene varias aristas que la temporada en alta durante casi todo el año deja a oscuras. Hasta hace cuatro años, por ejemplo, no existía un hospital.
La Fundación Luz de Esperanza surgió como respuesta de un grupo de personas ante la necesidad y el abandono estatal, que no distribuyó en salud los ingresos obtenidos por el turismo. Para el año ‘97 un grupo de personas se reunieron en una de sus casas particulares y crearon una sala de atención para minusválidos visuales. Angélica, la mentora del proyecto, obtuvo la Personería Jurídica y pudo convocar a oftalmólogos con la misma pasión que ella por ayudar y acercar donaciones de marcos de anteojos para personas de bajos recursos. -Aunque no parezca cierto, no teníamos hospital y eso que ya éramos un lugar grande; con decirte que tenemos catedral y obispo, instituciones que se generan cuando se pasa a ser ciudad.
Angélica tiene el 98% de discapacidad visual irreversible -Sin los anteojos no veo, tengo una graduación altísima de miopía; hace unos años tuve que operarme de cáncer y mi familia hizo un gran esfuerzo para que pudiera pagar la cirugía en Salta. Cuando volví a Cafayate empecé a ver que eran muchas las personas que tenían graves necesidades médicas, pero que no contaban con el dinero ni siquiera como para viajar a la capital para atenderse. La Fundación fue la primera institución que de forma autogestiva llevó los primeros oculistas, contactólogos y abogados gratuitos. -Mi casa fue el primer consultorio, hasta que la mudamos a otro lado cuando me enfermé. Al hablar del trabajo destaca la obra de Miguel Horacio Pulido, el profesional que se volcó de lleno a la labor comunitaria solventándose los viajes semanales de Salta a Cafayate para atender a los pacientes, al mismo tiempo que ella viajaba a la capital con los niños que tenían casos especiales y debían ser atendidos allí. -Golpeé puertas hasta el punto de mendigar para que el gobierno traiga médicos. Sin encontrar solución a su discapacidad progresiva hizo de ella su obra más grande. La Fundación existe hasta estos días, pero Angélica advierte que con muchas limitaciones impuestas por el Municipio. -Desde que éste fundó el hospital y comenzó a llevar oftalmólogos prohibió que Luz de Esperanza continúe trayendo profesionales. Hoy todos los pacientes son revisados por la profesional del centro de salud y cuando la situación es muy compleja, ahí requieren de nosotros.

Comercio justo
Las cuadras que rodean la plaza principal están minadas de locales de artesanías que en su mayoría se dedican a revender productos elaborados por las manos nativas, que reciben un porcentaje del valor de su obra una vez que se haya vendido. Prácticamente todo se toma en concesión y en muchos casos la casa se queda con el 30% o 40% del precio fijado en el mostrador.
Este tipo de convenio obstaculiza que muchas personas reciban beneficios con la llegada del turismo y por eso desde hace tres años un grupo de artesanos se organizó para hacerse cargo de sus producciones gestando un comercio más justo. Una de las mujeres que participó en las primeras organizaciones de productores cuenta que aquella situación no era redituable para ellos. -De una prenda de $65 hecha toda en lana, el local se quedaba con $20. Si a eso también tenés que restarle la materia prima que utilizás, no te queda nada. Cafayate es tan difundido por el gobierno de Salta en todo el país como punto de paseo paradisíaco que sólo durante octubre y noviembre deja de recibir aluviones de gente. Salta, la linda, reza el famoso slogan que atrae a miles de personas anualmente.
El arribo del hospital fue una solución tardía que mejoró considerablemente la situación de los 15 mil habitantes, entre los cuales hay alrededor de mil artesanos que viven de la temporada. De esa cantidad, cuarenta fueron los que generaron la asociación para independizarse de los intermediarios. Hoy alquilan un predio y para solventarlo cada puestero paga una cuota mensual de $300 de diciembre a septiembre y $250 en octubre y noviembre. -Por ser integrantes de la feria estamos obligados a permanecer en el puesto de diez de la mañana hasta la medianoche en temporada alta. Comenta una de las artesanas mientras trabaja bajo el stand que nos protege de la garúa.
Sabe que pronto, en febrero, La Serenata a Cafayate avanzará con todo su despliegue, reafirmándose como el espectáculo más importante de la zona. Allí se congregarán grupos folklóricos de reconocimiento nacional que atraerán a miles de turistas. Sus manos artesanas tejen sin descanso pero nada le quita la paz, su tranquilidad descansa en las conquistas ganadas.

La otra cara del boom turístico
Después de la capital salteña, Cafayate es el punto turístico más explotado de toda la provincia. La temporada rica se extiende de marzo a octubre, durante el aluvión de extranjeros beneficiados por el cambio monetario. Mientras el verano recibe, en mayor medida, a familias y jóvenes argentinos que, con más o menos dinero, ocupan la inmensa oferta hotelera que va de los $40 por cama hasta los hoteles boutique y los cascos de estancia. En los bares y restaurantes los visitantes hacen estallar la demanda de las comidas típicas, mientras varios músicos montan sus espectáculos como un agregado del banquete turístico. 

Quienes gozan de un mayor poder adquisitivo se embarcan en la afamada ruta del vino, visitando las bodegas de las marcas más cotizadas con degustación incluida. ​Esta ciudad es una de las productoras más importantes de la industria vitivinícola; los viñedos se extienden a todo lo largo y profundo de ella, y continúa en las afueras, avanzando sobre el trazado que lleva a la capital.

bottom of page