top of page

Pasada la declaratoria, ni el gobierno nacional ni el provincial ofrecieron una política de contención habitacional para los habitantes de la Quebrada. El precio de la tierra subió abruptamente y sus propios habitantes se vieron privados de acceder a ella.
Los abusos, el desalojo y la represión empezaron a cobrarse los derechos de un patrimonio que claramente estaba empezando a socavar la permanencia de sus comunidades.
Respecto a los perjuicios ocasionados, el arqueólogo Axel Nielsen expresaba: “A mediados de la década del ‘90, el Estado y en particular la provincia de Jujuy empezaron a tener más interés por el patrimonio arqueológico debido a la creciente importancia que tenía el turismo con fines culturales en la región. Estas iniciativas llevaron a que se empiece a trabajar porque la Quebrada sea declarada como Patrimonio por la Unesco. Esto de algún modo reavivó la llaga sobre a quién pertenece este patrimonio. Paradójicamente lo que supuestamente se efectuó para proteger la cultura, empezó a quebrantar las bases mismas del acceso a la tierra. No sé si los bienes están siendo mejor contenidos o preservados como dice el discurso que justifica la declaratoria, pero el resultado concreto es que el valor de la tierra en la Quebrada subió 50 veces y esto incide directamente en la vida de todas las personas que viven en ella”*.
Hace dos años y alarmados por la situación territorial que comenzaron a padecer, 55 familias de Purmamarca escribieron una carta dirigida a todo el país pidiendo ayuda.
El texto fechado en abril de 2009 denuncia la política represiva ejecutada tras la declaratoria: “Somos hombres y mujeres que trabajamos y luchamos por no ser expulsados de nuestra región y criar a nuestros hijos aquí. (...) El valor de la tierra ha aumentado abruptamente, haciendo imposible para una familia originaria el acceso a la misma. El negocio inmobiliario aprovechado por empresarios, funcionarios del Estado Provincial y terratenientes de la provincia ha profundizado el histórico conflicto por la tierra, que hoy es utilizada para construir hoteles donde nuestro rol es limpiar y servir a turistas adinerados. El 27 de marzo -de 2009- nos asentamos a la vera del arrollo Coquena, en tierras que figuran en los planos como fiscales (expropiadas por el gobierno nacional en la década del ‘50 con la promesa aún incumplida de ser entregadas a las comunidades). Al día siguiente, “supuestos dueños” cortaron los accesos a nuestro asentamiento, y la policía nos reprimió y secuestró pertenencias, excusándose en una orden de desalojo SIN PREVIO AVISO firmada por el Juez de instrucción Jorge Álvarez Prado. Dos mujeres embarazadas tuvieron que ser trasladadas al hospital de Maimará a causa del ataque que sufrimos con palos, balas de goma y gases lacrimógenos”. Hernán y Ricardo, integrantes de las familias de Purmamarca, firmaron la carta con sus respectivos contactos y comenzaron a elaborar una cadena de emails que recorrió el país.


Los medios del miedo
Purmamarca es un pueblo de no más de 800 habitantes; pisarlo llena de sentido las intenciones conocidas de la declaratoria; refugiado entre los cerros de la Quebrada, es bello por donde se lo mire.
Sobre su plaza se despliega una feria diaria de productos regionales e importados de Bolivia, al igual que en la mayoría de los locales que la rodean. El centro es un abanico para el turista: ventas, hostel, mercados y pequeñas oficinas con paquetes turísticos.
La zona está repleta de grupos de jóvenes con mochilas y tours de extranjeros que llegan en micros, pasean y continúan hacia Tilcara.
Dos años después de la fecha de aquella carta encuentro a Hernán en el local de ropa que tiene delante de su casa, a pocos metros de la plaza. Dice que el turismo le da de comer a él y a su gente, y que en ese sentido han mejorado considerablemente desde la declaratoria.
Le nombro la carta. Mira con desconfianza mi grabador. No quiere hablar. Pregunta de dónde vengo, para quién trabajo y por qué me interesa el tema. Pese a las explicaciones el no es rotundo. -Ya hablé mucho sobre esto y de nada sirvió.
En los meses más activos de denuncia se acercó a cuanto medio conoció y recibió allí en su casa a interesados de distintas provincias. -Creí que eso era bueno para nosotros, que nos iba a ayudar que se difunda nuestra situación, pero me equivoqué. Los periodistas del sur, como vos, vinieron a preguntarnos, a querer saberlo todo y en los diarios y las radios después aparecía cualquier cosa. Un amigo me llamó en una oportunidad y me dijo “Hernán, están diciendo que hablaron con vos en una radio y recomiendan no ir a Jujuy porque la situación está muy agitada por los indígenas”.


Hoy dice estar arrepentido de haber luchado, que la manipulación de los testimonios ofrecidos perjudicó seriamente a su comunidad, ya que fue cierto que llegaron menos turistas y se pasaron épocas difíciles.
-Fue todo una pantalla, muchos se acercaron diciendo solidarizarse con nuestra causa y en realidad utilizaron la problemática para que la gente sienta desprecio y desconfianza hacia nuestra comunidad.
Hoy las familias unidas por Purmamarca se desdicen de esa lucha inmensamente digna que llevaban adelante por su derecho a permanecer en sus tierras. -Yo sé que perjudiqué a mi pueblo, mientras pensaba que lo estaba ayudando. Dice que prefiere dejarlo así, que ya no va a hablar del tema, que ahora sólo debe encargarse de su trabajo, porque ya afectó demasiado.


Había llegado en busca de una voz de Purmamarca que me hablara de ella misma y me encontré con los efectos de la desinformación.
¿Quién paga por el delito de las voces silenciadas de un pueblo? Hay pocos nombres, casi todos alterados, quedan en el aire y se hacen agua después de la mentira, porque sólo queda eso.
El Patrimonio expulsa a una comunidad, mientras otros medios colaboran en su menoscabo.
¿Cuántos muertos en nuestra historia se viene cobrando la infamia?

 

*Declaración extraída del documental “Kollas: la tierra que camina” producido por La Choza, Asociación Civil El Zócalo y Canal Encuentro.

 

¿Patrimonio para quién?
En el año 2003 la Quebrada de Humahuaca fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Los argumentos de la postulación hablaban en favor de una protección integral de la riqueza cultural y natural de la zona.
A partir de ese momento las Naciones Unidas se comprometían a velar por la preservación de los más de 170 kilómetros que atraviesan la Quebrada; de sur a norte, desde el pueblo de Volcán hasta Tilcara.
Los efectos de la determinación fueron inmediatos: el turismo nacional e internacional se incrementó de manera notable y con él, todo un circuito hotelero. Si bien estos hechos pasaron a constituir una importante fuente de ingresos, carecieron de la previsión necesaria para el cuidado de la zona que pasó a contener aluviones de visitantes.

bottom of page